viernes, 8 de julio de 2011

El encuentro teatral - Por José Eduardo Abadi

El encuentro teatral - Por José Eduardo Abadi

El encuentro teatral no es un título arbitrario dado que el teatro es un espacio donde convergen la exploración, el impulso, el descubrimiento y el placer de un modo singular.
Sabemos que la representación teatral es heredera desacralizada de los ritos que desde antiguo acercaban los mitos al hombre común.
Mitos fundamentales encarnados en distintos personajes y en distintas culturas para evocar las encrucijadas básicas de nuestra existencia.
Sus argumentos presentan siempre los ejes fundamentales del hombre: la lucha generacional y la lucha de poder entre los sexos.
Allí se insertan las preguntas que inquietan y angustian, aquellas que parecen poner un límite al conocimiento sostenido en la razón, al imperio del logro, como dueño del saber. Me refiero al origen de la vida, al misterio del amor, al destino, en último término a la muerte.
En las obras clásicas, vemos el texto dramático internarse en la densidad de lo que nos define como humanos. Ante todo, seres en conflicto bifrontes, ambivalentes, ambiguos, precarios, entusiastas por conocer, transgresores y obedientes proyectados a la búsqueda del otro, de aquel que siendo reconocido en ¨ su ¨ subjetividad como diferente nos arranque de nuestro espejo alienante.
Y esto a través de un camino sinuoso, con obstáculos que en su resistencia desnudan el impulso, la tendencia heroica de los seres humanos para alcanzar la libertad, el conocimiento, finalmente el deseo, que marca nuestra incompletud y abre el mundo relacional, la posibilidad del encuentro.
La ceremonia teatral respira hondo. Un escenario , una platea. Actores habitando personajes que a su vez dejaran en ellos para siempre algo más, o algo que antes no estaba. El público transita esa línea que está adentro y afuera de la obra simultáneamente.
El acuerdo y la exigencia de verosimilitud permiten que la ficción despliegue las verdades que nuestra cotidianeidad real se encarga de ocultar o disfrazar. Pero el texto dramático es implacable, como le decía Schopnehauer a Goethe en una de sus cartas más conocidas: ¨Edipo, más allá de la tragedia que le aguarda con la respuesta prosigue infatigable su búsqueda de la verdad, desoyendo los ruegos de Yocasta que prentende disuadirlo¨ .
El teatro es como el ciego-vidente Tiresias, personaje central de la tragedia griega que convierte al interrogante en cuestionamiento que desafía saberes congelados, que nos obliga a internarnos en lo desconocido porque conoce e incita nuestro vigor epistemofílico, ese mismo que debe evitar la tentación de convertir una verdad eficaz en un recurso político disfrazándola hasta convertirla en dogma y alcanzando el poder, dedicarse exclusivamente a expandirlas.
El teatro es creación y la creación es plural.
El otro propone una historia, es decir conflicto y dibuja los personajes que irán recorriéndola. Al comienzo uno conoce solo algo de ellos, aunque piensa que ya sabe todo. Se da cuenta de su error cuando a medida que va escribiendo la pieza ellos le imponen sus conductas, tiempos, su sexualidad, desenlaces. El autor dá la palabra, de eso no hay duda. Pero ellos se apropian del verbo y quieren conjugarlo con su propio estilo. Son hijos desafiantes. Debemos ser padres tolerantes si queremos un personaje con palabras vivas. Debemos renunciar a esa parte nuestra que ya conocemos y hemos proyectado sobre ellos cuando salimos airosos y la historia una vez concluída (¿acaso cocluye?) nos sentimos a la vez el autor y un lector más. Logra sorprendernos. El texto nos alude y nos supera. Muchas veces quisiéramos modificarlo ¨ pero no podemos¨. Podríamos pero no podemos. Entonces pensamos en guardarla, esconderla, preservarla.
Pero no podemos. Más allá de nuestro instinto retentivo la hemos parido para que exista. Y será así cuando la compartamos con los otros, cuando un equipo de gente, director, actores, escenógrafos, etc se apropien de ella, la hagan suya, cada uno a su manera y la ofrezcan a un público que en el interior de su alma colectiva la complete. La transforme finalmente un una obra.
Los vínculos que se tejen de un modo manifiesto y latente entre ambos, director (se conozcan o no), actores y público son complejos y ponen sobre el tapete (decir sobre el escenario me pareció redundante) algunas de las claves del proceso creador.
El autor necesita para su inspiración de un ¨ maestro ¨. De un ¨ alguien antes¨. De un referente (presente, vivo o no) que ofertó, que enseñó pero que deberá ser refutado, corrido del casillero. Lo mismo que el saber científico, exige la rebelión. Pero una rebelión que supere sin destruir, que progrese sobre el inconformismo pero no sobre el odio que se asume potente.
Lo creado para adquirir identidad necesitará desprenderse de su dueño original. Un camino casi bíblico. Ya están esperándolo aquellos otros que se alimentarán con ella, y se transformaran a través de ese ejercicio que se llama ensayo y que es un tiempo gestante clave.
Los actores en la creación del personaje nos vamos arrimando a ellos de distinta forma, según quienes y como vamos, pero con un mismo objetivo: conocerlos.
Invadiéndolos o dejando que ellos se filtren en nuestras células para ocuparnos.
El enriquecimiento es movilizador. Nuestro yo muestra que el de la cédula es solo el de la foto. Hay muchos más, todos aquellos que se anime a parir. Porque en la creación de un personaje por parte de un actor se van patentizando potencialidades que carecían de palabras para ingresar al mundo simbólico. Porque la homogeneidad, la uniformidad y lo monocromático delatan su carácter opresivo y empobrecedor.
Un grupo ha recreado una obra, ésta a su vez los recreó a ellos y junto al espectador han reinventado el lenguaje. Es decir lo humano, la cultura.

http://www.joseeduardoabadi.com.ar/2011/06/30/el-encuentro-teatral/

jueves, 16 de septiembre de 2010

Revista El Abasto


Entrevista a la actriz y directora teatral Constanza Maral

Un sueño hecho teatro

Balvanera, por excelencia el circuito más importante de la ciudad, suma estrenos a su cartelera de espectáculos. Desde hace algunos meses cuenta con el Espacio de Arte Dandelión, ubicado en Córdoba 2429, 1ro derecha, dirigido por la reconocida actriz Constanza Maral.
A pesar de que no tenga carteles en el frente, la fachada antigua del edifico de la ruidosa avenida encierra una gran sorpresa en su primer piso. Al recorrer el departamento-sala se pueden apreciar fotos, cuadros, muebles; todo refiere a algún momento en la vida de la actriz. Este espacio está dispuesto para que el público comparta junto a Maral la inmensa alegría de abrir las puertas de este teatro, de este “sueño”, tal como afirma con orgullo.
El clima que impera refiere a intimidad desde el primer momento. Esta sensación es “para que los espectadores empiecen a participar del rito” teatral, que luego se refuerza durante la obra, según la actriz. Además de la sala acondicionada para 45 espectadores, Dandelión posee un living para el habitual brindis posterior a la obra: “Otra forma de estar cerca del público”.
Este carácter intimista y cercano fue la columna vertebral que marcó el rumbo de Constanza. “Mi primer maestro fue Roberto Durán, quien siempre hablaba de los teatros-casa, los lugares para tener relación directa con los espectadores. Una vez le dije “maestro, un día voy a tener un estudio como usted”. Fue en 1973, él me respondió que era muy chica para pensar en eso”, evoca.
“Creo en el destino”, es la frase con la que introduce la historia de cómo llegó al lugar que es hoy Dandelión. Estuvo a fines de la década del noventa en el cuarto piso, luego peregrinó por la ciudad, casi se instaló en Palermo, pero, para fortuna de los abastenses, tal como un tango, al final volvió para el barrio.
Al día de hoy ya pasaron varios meses desde la apertura de la sala y ya son varias las funciones desde el estreno de Allá donde fuéramos (obra que dirige y actúa) a fines de marzo. “Fue todo un proceso”, define Constanza. Y aún lo es, al hablar con ella se percibe por momentos la veta de actriz, pero por otros queda en evidencia el rol de directora de la sala, que está en todos los detalles para que a la hora en punto de la obra el público pueda disfrutar de la función.
Por si fuera poco, se carga al hombro el rol de docente. Los miércoles y jueves recibe a sus alumnos, muchos de ellos son parte del elenco de… Allá donde fuéramos. También para este mes prevé realizar un seminario intensivo para aquellos que nunca hayan pisado un escenario. “Se trata de dar un primer acercamiento al teatro, para ver si se sienten lo suficientemente provocados”, adelanta.
Con respecto a su carrera, a pesar de tener cerca de cuarenta años de actuación en televisión, destaca, como el momento que más la marcó, su participación en Teatro Abierto, en 1983. “Me pareció fantástico haber formado parte de ese grupo de profesionales. Además, mientras que lo hacía estaba consciente de que eso me hacía feliz, de que eso era importante”, recuerda.
Sobre qué espera dentro de la salda Dandelión, Maral lo compara con el momento en que uno “ve algo genuino en la calle, desde una pareja besándose de una forma maravillosa, una pelea o un accidente, es algo que te atrapa y no podés dejar de verlo”. “Es ahí cuando se produce el milagro del teatro, en la sala el silencio grita, cuando se produce el más profundo de los silencios significa que todo el lugar está en comunión. Es cuando el público y los actores abren su corazón”, señala.
“Voy a seguir insistiendo con este lugar. Ahora hay nuevas preocupaciones, programación, fijar un rumbo en las obras en cartel”, detalla Constanza sin que el reto le quite emoción a sus palabras. Hace décadas el desafío de tener un teatro fue el motor que desveló a esta actriz. Constanza, años después y para el deleite de los vecinos de Balvanera, ahora esta empezando a cumplir este sueño. Como para no creer en el destino.
J.M.C.

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Allá donde fuéramos…
No dejaremos que el hijo de ninguna mujer vaya a la guerra. “Esta tragedia griega, escrita por Eurípides, hace mención a las troyanas, quienes dicen que la guerra de Troya se hizo por una mujer, Helena”. Otra versión afirma que en realidad “fue por el estrecho del Helesponto, que tenían los troyanos, pero querían los griegos porque es el paso que unía oriente y occidente; un paso clave para el comercio. Con la guerra de Troya la que pagó por esta ambición fue la gente, que perdió la vida, la pertenencia. En esta versión quise hablar de este tema, tan actual a pesar de los siglos de distancia”. Funciones: viernes 21 y domingos 18 hs. http://alladondefueramos.blogspot.com/

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Revista El Abasto, n° 124 , septiembre 2010.

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Blog "Parte del Show"


Hasta el 24 de septiembre continúa en cartel "Allá donde fuéramos", versión del clásico de Eurípides "Las Troyanas", adaptado y dirigido por Constanza Maral.

Con excelentes críticas y repercusión de público, la obra recrea lo ocurrido partir del último día de la mítica guerra de Troya (enfrentamiento bélico narrado en los poemas épicos La Iliada y La Odisea, de Homero) entre los ejércitos comandados por los reyes griegos y los habitantes de la ciudad de Troya. Ese día los vencedores entran a la ciudad en ruinas y toman como esclavas a las mujeres sobrevivientes del bando contrario: las "troyanas", que dan título a la pieza. Estas mujeres se debatirán entre el orgullo de no rendirse y el dolor por su propia suerte y la pérdida de sus seres queridos.

Actuan: Carlos Alvarez, Ángeles Arias, Kary Belossi, Georgina Bernard, Jorge Booth, Beatriz Elffman, Gloria Husmann, Andrea Kiperman y Constanza Maral.

La obra se presenta en el teatro "Dandelión", una nueva sala, inaugurada por Constanza Maral.

"Dandelión": Av. Córdoba 2429 (casi Azcuénaga), primer piso, derecha.
Funciones: viernes 21 hs y domingos 18 hs.

Reservas al TE: 4961-3259
Localidades: $50

http://www.partedelshow.com.ar/noticia/alla-donde-fueramos-las-troyanas

domingo, 25 de julio de 2010

Crítica de Silvia Patricia Coria en Prensa Chica


"ALLA DONDE FUERAMOS..." (Versión de Las Troyanas de Eurípides.) - TEATRO
Adaptación y Dirección: Constanza Maral.
Actores: Constanza Maral, Carlos Alvarez, Jorge Booth, Gloria Husmann, Andrea Kiperman, Angeles Arias, Kary Belossi, Georgina Bernard y Beatriz Elffman.
Teatro Dandelion: Av Córdoba 2429 piso 1 derecha.
Reservas: 4961 3259, juev. vier. y dgo. de 18 a 20 hs.
Funciones: Viernes 21 hs y Domingo 18 hs.

Crítica: Constanza Maral dirige y protagoniza esta obra en su propia sala teatral DANDELION (diente de león), y la primera sorpresa es este teatro, donde cada objeto demuestra o dice: "...es todo lo que necesitaba y entonces me agarre de este proyecto". Hay tantos recuerdos: libros, papeles, muebles, almohadones, cuadros, fotos, y lo notable es que cada cosa tiene un lugar que le fué asignado por el amor, y que Constanza quiso compartir, por eso el lugar todo es como un gran regalo. Se arriesga con una obra difícil, y sale airosa. El teatro clásico tiene sus reglas: denso, declamado, y trágico, el público actual no se inclina mucho por este tipo de obras, pero como dijimos parece que a Maral le encantan los desafíos. En Troya, la antigua ciudad fortificada de la Costa NO de Asia Menor (hoy Turquía), se desarrolla la obra. Los griegos se expandieron enfrentandóse a Troya, que controlaba los accesos a los mares de Mármara y Negro. La guerra finalizó con el largo asedio a la ciudad y su posterior destrucción (1335 A.C.). Eurípides nació muchos siglos después (480 A.C.) por esto mantuvo una postura escéptica ante la religiosidad tradicional. Abordó la tragedia desde un ángulo humano, presentando a los dioses como poderes irracionales. El Caballo de Troya creado por Ulises fué un triunfo de la razón humana, sobre la ceguera de los dioses. En la obra Carlos Alvarez (Poseidón) y Atenea (Andrea Kiperman), muy buenos los dos, aclaran este punto. El coro de mujeres troyanas cautivas son las encargadas de expresar estas contradicciones, y es ahí donde Hécuba, como reina, expresa sus dudas, sus miedos, su verguenza, son gestos más que palabras, y es ahí donde la actuación de Constanza Maral se transforma en buena, pero muy buena. La obra plantea al final porque los vencedores suelen ser tan crueles, y esto es lo que la hace vigente.
Una Andrómaca (Gloria Gusmann)muy buena. Un Taltibio interpretado (Jorge Booth) muy bueno. Es una oportunidad distinta, agarre este proyecto.

sábado, 24 de julio de 2010

Crítica de Alberto Catena - Diario La Nación.



Allá donde fuéramos. Versión libre de Las troyanas, de Eurípides. Libro y dirección: Constanza Maral. Con Constanza Maral, Carlos Alvarez, Gloria Husmann, Angeles Arias, Georgina Bernard, Jorge Booth, Andrea Kiperman, Kary Belossi y Beatriz Elffman. Escenografía y vestuario: Aníbal Duarte. Iluminación: Jorge Leyba. En Dandelión, Córdoba 2429, primer piso. Los viernes, a las 21, y los domingos, a las 18. Duración: 70 minutos.
Nuestra opinión: buena

Obra estrenada en el 415 antes de Cristo, Las troyanas de Eurípides tiene como tema central la denuncia de los horrores de la guerra, un estigma que ha perseguido y desangrado a la humanidad desde los lejanos tiempos de la historia y que, como lo demuestran Irak o Afganistán, sigue despedazando a algunas sociedades del presente. Su peripecia muestra el inhumano sufrimiento de las mujeres de Troya que, tras la derrota de su pueblo, esperan ser llevadas como esclavas a Grecia.

En el texto de Eurípides, los principales responsables de la guerra son los hombres, no los dioses. Esa mirada coloca el tema en el terreno concreto de los intereses de los mortales y permite una lectura más real del conflicto y más afín a un tratamiento contemporáneo. La figura nuclear de la pieza es Hécuba, la anciana reina de Troya a la que Eurípides le había dedicado años antes otra tragedia, con su mismo nombre, donde la exhibía peleando por lograr, con el consentimiento de Agamenón, el castigo de Poliméstor, asesino de su hijo menor Polidoro.

En este nuevo relato, Hécuba tiene un perfil menos filoso que en la tragedia previa. Es un personaje más concentrado, recogido en su dolor. Tal vez esa característica es la que impulsó a la autora del libro de esta puesta -y a la vez protagonista y directora del espectáculo, Constanza Maral- a darle a la versión una tonalidad general de intensidad contenida. Que, obviamente, en un anfiteatro griego no hubiera funcionado, pero que en ese pequeño espacio de representación que ofrece su teatro es adecuado.

La atmósfera visual lograda por la puesta es muy atractiva. En especial por el efecto que producen, sobre un fondo de cortinas oscuras, los distintos colores del vestuario o los recortes lumínicos. Es muy sugestiva la imagen primera del escenario con las mujeres enrolladas en sí mismas, como si fueran diminutos montículos ubicados en círculo, que luego se abren a la luz.

En la actuación, la expresividad está más ubicada en los gestos, sobre todo en Hécuba, que capitaliza sobre ellos mínimas y condensadas manifestaciones del dolor de todas las mujeres. En la transmisión del texto, el rendimiento es desparejo y algunos intérpretes aciertan más que otros en la fuerza dramática o tersura de la elocución. En el conjunto, los más destacados son los trabajos de Constanza Maral, Carlos Alvarez y Gloria Husmann.

Alberto Catena