lunes, 28 de junio de 2010

RADAR - Página 12


Eurípides y la memoria


"Allá donde fuéramos...": adaptación de la tragedia Las Troyanas por Constanza Maral

Las Troyanas es una clásica tragedia griega compuesta por el filósofo y dramaturgo Eurípides en el siglo V antes de Cristo. En ella se narra lo acontecido a partir del último día de la mítica guerra de Troya, un legendario conflicto bélico (contenido en los poemas épicos La Iliada y La Odisea, de Homero) entre los ejércitos comandados por los reyes griegos y los habitantes de la ciudad de Troya. Ese día los vencedores de la guerra entran a la ciudad en ruinas y toman como esclavas a las mujeres sobrevivientes del bando contrario. Las troyanas del título de la obra son esas mujeres, que se debatirán entre las ganas de no rendirse y la angustia y el dolor por su propia suerte y por la pérdida de sus seres queridos. Ellas saben que, junto con sus vidas, peligra la memoria de los hechos tal cual sucedieron. En esta historia de guerra y desolación (que fue llevada al cine a principios de la década del setenta por Michael Kakogiannis) está basada Allá adonde fuéramos, la obra de la directora y dramaturga Constanza Maral que se presenta todos los viernes y los domingos en el nuevo y pequeño teatro Dandelión de Buenos Aires. Con una correcta puesta en escena y una sobria iluminación como telón de fondo, en la obra aparecen personificados el dios del mar, Poseidón, y la diosa del pensamiento y la guerra, Atenea, la ex reina de Troya, Hécuba, el heraldo griego Taltibio, Andrómaca y otras siete mujeres troyanas. Del elenco participan, además de la misma Maral, Jorge Booth, Kary Belossi, Beatriz Elffman, Georgina Bernard y Andrea Kiperman, entre otros. Allá adonde fuéramos logra recrear y transmitir muy bien el clima hostil y opresivo de un clásico de la literatura griega.

Allá adonde fuéramos se presenta los viernes a las 21 y los domingos a las 18 en el teatro Dandelión, avenida Córdoba 2429 1er. piso derecha. Reservas al teléfono 4961-3259

miércoles, 23 de junio de 2010

Crítica de Rafael Granado - VeaMás Magazine


“Allá donde fueramos…” basada en un clásico de Eurípides.

LA IMPIEDAD DE CUALQUIER GUERRA.

La historia arranca en el último día de una contienda feroz y describe las secuelas que deja en el pueblo troyano, derrotado por los griegos. El dolor de las viudas cuyos hombres fueron vencidos enmarca el alegato contra una guerra que puede extender sus sombras a los desoladores enfrentamientos en el mundo actual. Impecable puesta y actuación central de Constanza Maral, quien concretó un
arrasador tono trágico.


No se trata de una versión ajustada a "Las Troyanas", de Eurípides (480 a.C. – 406 a.C.) el poeta griego que cultivó la tragedia con estilo propio. Tras rigurosas investigaciones alrededor del texto y de sus personajes surgió esta interesante adaptación que se mantiene fiel al original en sus aspectos esenciales. Ambientada en la última jornada de una sangrienta lucha que duró diez años, cuando ya los griegos habían conseguido derrotar a los troyanos (victoria que incluyó la trampa, convertida en leyenda, del caballo de madera que entró en Troya con un grupo de soldados escondidos en su interior).

"Allá donde fueramos…" describe la angustia de las viudas de la ciudad que fue vencida.
Mujeres que cargan con el inmenso dolor del asesinato de sus esposos, de sus hijos jóvenes, de un niño que hubiera sido el futuro rey troyano y que sufren las terribles imágenes de la patria incendiada. Además de saber que serán entregadas como esclavas a los implacables griegos que triunfaron. Corazones y tierra arrasados. En medio de quejidos se yergue la figura de Hécuba, ex reina de Troya, que lanza sus verdades sin ocultar la desazón que también a ella la desborda.
De los restantes personajes fundamentales, la versión escrita por Constanza Maral rescata a Poseidón. Dios del mar, a la diosa Palas Atenea, al heraldo griego Taltibio, a la sacerdotisa Casandra y a Andrómaca, que fuera esposa de Héctor, uno de los hijos de Hécuba. No falta, asimismo, un ingrediente clave: el coro femenino, que con sus frases fuertemente dramáticas termina de pintar un panorama sombrío. Apenas se filtran los sensibles recuerdos que aún genera la tierra invadida. A la vez, determinados conceptos troyanos proclaman un vibrante homenaje a sus héroes.

Como ocurre con los grandes autores, en este caso Eurípides, sus creaciones trascienden los límites del tiempo en que transcurre el relato y se proyectan hacia el futuro, sin perder vigencia. Aquí el tema central es la guerra y sus secuelas de desolación, de incertidumbre, de muerte. Hoy, en pleno siglo XXI, el mundo sigue estallando en combates devastadores, en ataques suicidas, en permanentes confrontaciones ideológicas que entorpecen o frustran cualquier deseo de paz.
Y también emerge, en su línea argumental, a manera de contracara, la decisión de mantener la memoria, el anhelo de que siempre evoquen a Troya y a sus habitantes, de que aquello hermoso que existió no se desvanezca con el paso de las centurias. Todo este enfoque narrativo enriquece minuto a minuto a Allá donde fuéramos... a través de diálogos sustanciosos, de significativas y poéticas metáforas, de razonamientos inquietantes. Maral supo conjugar en su versión una sólida estructura teatral y el inestimable valor de las palabras.

La puesta, que le pertenece, coloca el acento en un despojamiento visual que impacta. Apoyándose en ese criterio de montaje, elaboró un denso aire de tragedia (que se respira constantemente), imprescindible en esta obra emblemática, inscripta en ese género. Vestidos negros, pañuelos en las cabezas de las mujeres y rostros con gestos de abatimiento completan los climas requeridos. Al frente del elenco, Constanza Maral compone a Hécuba con una envolvente gama de matices, transmitiendo a fondo las instancias anímicas de su intenso personaje. Es una actriz que, acaso, todavía no tuvo el total reconocimiento popular que merece su valiosa trayectoria.

En cuanto a Carlos Alvarez, Jorge Booth, Gloria Husmann, Andrea Kiperman, Angeles Arias, Kary Belossi, Georgina Bernard y Beatriz Elffman cumplen solventes interpretaciones, en esta pieza que termina con una potente frase de Hécuba: "Mi cuerpo va como esclavo; mi alma está más libre que
nunca!".

Rafael Granado

veamas@yahoo.com.ar

martes, 22 de junio de 2010

Crítica de Norma Dumas - 26 Noticias


Allá donde fuéramos” es el inspirado y perfecto tributo espiritual, cultural y anímico con que una excelsa y sensitiva Constanza Maral evoca a Eurípides y a su monumental concepción de “Las Troyanas”. Perfectamente arraigada a la mítica liturgia de la Tragedia y a su inmortalidad en el devenir del tiempo y del espacio, Constanza Maral sublimiza augustamente la esotérica fecundidad de Eurípedes en una puesta sugestiva y subyugante, munida del vigor y la arrogancia contenida,desde siempre, en el mundo y sub-mundo de los clásicos. En la “Sala Dandelión “, ubicada en el 2429 de la calle Córdoba , este espectáculo se registra cada Viernes a las 21 y los domingos a las 18 hs contando , sin lugar a dudas, con un Eurípedes eternamente agradecido y un público eternamente gratificado. Moraleja: esta cita con Constanza Maral y su proyectivo elenco, reivindica la magia del teatro y sugiere que no todo está perdido en el mítico universo de las candilejas. Norma Dumas - 26 Noticias.

Crítica en Teatros Argentinos



ALLÁ DONDE FUÉRAMOS (en Teatro Dandelión)

El domingo fuimos al Teatro Dandelión en Córdoba 2429 1º piso a la derecha. Al ingresar nos encontramos con un espacio de arte ambientado de manera exquisita. Todo es lindo y armónico, las paredes, los pisos, los muebles, la decoración. En el ambiente en general hay un clima de paz y armonía. Nos recibieron con café y jugos y así amenizamos la breve espera para ver la función. La gente es amable y realmente todo hace que el estar allí se convierte en un momento por demás agradable. Y ahora sí estamos listos para ver la función.
"Allá donde fuéramos" es una versión de Las Troyanas de Eurípides, escrita y dirigida por Constanza Maral. La obra habla de la caída de Troya y de esas mujeres que lo han perdido todo. Cuenta la historia de Troya, su cúspide y su decadencia. En ella aparecen Poseidón (Carlos Alvarez) y Palas Atenea; la reina Hécuba (Constanza Maral), esposa de Príamo y madre de Héctor; Andrómaca y su bebé; Taltibio (Jorge Booth) y las mujeres troyanas (Gloria Husmann, Andrea Kiperman, Ángeles Arias, Kary Belossi, Georgina Bernard, Beatriz Elffman).
Es una obra sin excesos, donde todo está muy cuidado y prolijo.
Esas mujeres cargan con un dolor irreparable pero a pesar de eso, son portadoras de una inmensa fuerza. Su lamento y sus angustias son tangibles y en apariencia, irreversibles; y aún cuando caminan entre el dolor, la muerte y la esclavitud, están decididas a no rendirse.
Constanza Maral nos deleita con su Hécuba a la que interpreta con profundidad y experiencia. El elenco es muy correcto, suma con su desempeño y logran, todos, un óptimo resultado.
La puesta de luces es impecable, el vestuario de Anibal Duarte y las máscaras de Walter Lamas están bien cuidados y también sin estridencias, como toda la obra.
Es una obra para destacar, con una lograda recreación de la época y vale la pena verla.

http://teatrosargentinoscritica.blogspot.com/2010/05/alla-donde-fueramos-en-teatro-dandelion.html

Crítica de María Eugenia D´Alessio www.asalallenaonline.com.ar



En las ruinas de Troya no queda nada; los hombres han muerto, todos vencidos luego de ser engañados por el regalo de un anónimo que ellos mismos dejaron entrar por la puerta grande la ciudad: el caballo de Troya. Quedan solamente vestigios de la ciudad preferida por los dioses. Quedan también las mujeres, tan fuertes como sus hombres aniquilados.

Tomadas como esclavas, las troyanas esperan saber su suerte mientras recuerdan lo que perdieron y a los que amaban. Saben que serán separadas y que cada una deberá afrontar su propio destino, lejos de las demás y de su propia tierra; pero también saben que de ellas depende que lo perdido no quede en el olvido y que la verdad de cómo fueron los sucesos se sepa. Su único patrimonio es lo que son y la fuerza interior que las mantiene vivas. A donde sea que vayan deberán llevar esto como único medio para sobrevivir.

La desolación y la angustia marcan el ritmo de esta puesta cuya fuerza está en el desenvolvimiento actoral, que sobresale en la piel de Constanza Maral y de Jorge Booth. La escenografía (a cargo de Anibal Duarte) prácticamente no existe, como tampoco existe ya Troya en esta puesta clásica, con una temática por demás actual. Por otro lado, se destaca también el diseño de la iluminación (Jorge Leyba), que acentúa tanto el sentido de melancolía como de desamparo, y la vez crea un halo de misterio alrededor de los personajes oscuros. El vestuario (también de Duarte) –aunque con algunos errores que se notan bastante y que sacan del ensueño de la representación- y las máscaras (diseñadas por Walter Lamas), dan a la puesta un toque especial y transportan al espectador a aquellos años remotos. Textos agudos, profundos, que marcan el dolor que produce una guerra a la que se llega por la ambición desmedida de los hombres, que no miden consecuencias.


María Eugenia D´Alessio
http://www.asalallenaonline.com.ar/teatro/113-resenas/850-alla-donde-fueramos.html